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Los Compañeros Paradisiacos

Los Compañeros Paradisiacos son un grupo compuesto o congregado a partir de las filas de los serafines, seconafines, supernafines y omniafines. Aunque sirven durante un período que vosotros podríais considerar extraordinariamente largo, no son de estado permanente. Cuando este ministerio ha sido completado, en general (pero no invariablemente) retornan a aquellos deberes que realizaban cuando se los llamó para servir en el Paraíso.

Los miembros de las huestes angélicas son nominados para este servicio por los Espíritus Maternos de los universos locales, por los Espíritus Reflexivos de los superuniversos, y por el Majeston del Paraíso. Uno de los Siete Espíritus Rectores los convoca a la Isla central y los comisiona como Compañeros Paradisiacos. Aparte del estado permanente en el Paraíso, este servicio provisional de compañerismo en el Paraíso es el honor más elevado que se pueda conferir jamás a un espíritu ministrante. 

Estos ángeles seleccionados se dedican al servicio del compañerismo y se asignan como asociados de toda clase de seres que a la sazón se encuentren solos en el Paraíso, principalmente los mortales ascendentes, pero también a todos los demás que están solos en la Isla central. Los Compañeros Paradisiacos no tienen que hacer nada especial para con aquellos con quienes fraternizan; son simplemente compañeros. Casi todos los demás seres que vosotros los mortales encontraréis durante vuestra estadía en el Paraíso (aparte de vuestros semejantes peregrinos) tendrá que hacer algo definido con vosotros o para vosotros; pero estos compañeros son asignados solamente para estar con vosotros y comunicarse con vosotros como asociados de personalidad. Frecuentemente son asistidos en su ministerio por los cordiales y brillantes Ciudadanos del Paraíso. 

Los mortales provienen de razas que son muy sociables. Los Creadores bien saben que “no es bueno para el hombre estar a solas”, y por lo tanto se dispone para que cuente con compañía aun en el Paraíso. 

Si tú, como mortal ascendente, alcanzas el Paraíso en compañía del compañero o asociado estrecho de tu carrera terrenal, o si tu guardián del destino seráfico a la sazón llega contigo o está a punto de llegar, no se te asigna un compañero permanente. Pero si llegas a solas, con toda seguridad te recibirá un compañero al despertarte del sueño terminal del tiempo en la Isla de la Luz. Aun si se sabe que serás acompañado por alguien de asociación ascendente, se te designarán compañeros temporales para recibirte en las orillas eternas y acompañarte a la reservación ya preparada para la recepción de ti y de tus asociados. Puedes estar seguro de ser recibido efusivamente cuando junto a las orillas eternas del Paraíso, experimentes la resurrección a la eternidad. 

Los compañeros de recepción se asignan durante los días terminales de la estadía del ascendente en el último circuito de Havona, y examinan cuidadosamente los registros del origen mortal y de la ascensión pletórica a través de los mundos del espacio y los círculos de Havona. Cuando reciben a los mortales del tiempo, ya son bien versados en las carreras de aquellos peregrinos que llegan, e inmediatamente demuestran ser compañeros compasivos e interesantes. 

Durante tu estadía prefinalista en el Paraíso, si por cualquier razón fueras separado temporalmente de tu asociado en la carrera ascendente (mortal o seráfico) se te asignará inmediatamente un Compañero Paradisiaco para aconsejarte y acompañarte. Una vez que ha sido asignado a un mortal ascendente de residencia solitaria en el Paraíso, el compañero permanece con esa persona hasta que ésta se reúna con sus asociados ascendentes o ingrese debidamente en el Cuerpo de la Finalidad. 

Los Compañeros Paradisiacos son asignados en orden de espera, excepto que no se pone nunca a un ascendente a cargo de un compañero cuya naturaleza sea distinta de su tipo superuniversal. Si un mortal urantiano llegara al Paraíso hoy, se le asignaría el primer compañero en espera de origen en Orvonton o de otra manera originado en la naturaleza del Séptimo Espíritu Rector. De allí que los omniafines no sirvan con las criaturas ascendentes de los siete superuniversos. 

Los Compañeros Paradisiacos realizan muchos servicios adicionales: si un mortal ascendente llegara a solas al universo central y, al atravesar Havona fracasara en alguna fase de la aventura de la Deidad, a su debido tiempo sería enviado nuevamente a los universos del tiempo, e inmediatamente se haría un llamado a las reservas de los Compañeros Paradisiacos. Uno de esa orden sería asignado para seguir al peregrino derrotado, estar con él y consolarlo y alegrarlo, y permanecer con él hasta que sea devuelto al universo central para reanudar la ascensión al Paraíso. 

Si un peregrino ascendente se encuentra con la derrota en la aventura de la Deidad mientras está atravesando Havona en compañía de un serafín ascendente, el ángel guardián de la carrera mortal elegirá acompañar a su asociado mortal. Estos serafines siempre se ofrecen como voluntarios y se les permite acompañar a sus antiguos camaradas mortales en el regreso al servicio del tiempo y del espacio. 

Pero eso no ocurre cuando se trata de dos ascendentes mortales estrechamente asociados: si uno de ellos alcanza a Dios mientras que el otro fracasa temporalmente, el individuo triunfador invariablemente elige volver a las creaciones evolucionarias con la personalidad desilusionada, pero esto no le está permitido. En cambio, se hace un llamado a las reservas de los Compañeros Paradisiacos, y uno de los voluntarios es seleccionado para acompañar al peregrino desilusionado. Un Ciudadano del Paraíso voluntario luego se asocia con el mortal triunfador, quien permanece en la Isla central aguardando el retorno a Havona de su camarada derrotado y mientras tanto enseña en alguna de las escuelas del Paraíso, ilustrando la historia azarosa de la ascensión evolutiva. 


Fuente:
Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 310 – 312.

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