Así las cosas, podríamos hablar de verdaderos vampiros, como Peter Kürten, o también está Richard Chase, “el Vampiro de Sacramento”, que asesinó a 44 víctimas y se alimentó de su sangre, creyendo que la suya había sido contaminada y necesitaba renovarla. O también está el caso de Ed Gein quien, como un moderno Dr. Frankenstein, intentaba formar un cuerpo con partes de sus víctimas.
Y si de cuentos infantiles se trata, podemos hablar de la bruja de Hansel y Gretel, y compararla con Albert Fish, quien, valiéndose de su apariencia de viejito bondadoso y gentil, se familiarizaba con sus víctimas para después matarlas y devorarlas como un manjar; luego declaró que su mayor placer era alimentarse de los más pequeños, porque su piel era menos dura y de mejor sabor. También existen serial killers que operan bajo el supuesto influjo de los ciclos lunares (del mismo modo que un hombre lobo) como “el Asesino del Zodiaco”, quien nunca fue descubierto y tuvo un conteo oficial de 12 víctimas, todas asesinadas en coincidencia con el ciclo lunar.
Otro
escalofriante ejemplo de estas historias es el símil entre El extraño caso del
Dr. Jekyll y Mr. Hyde y asesinos como John Wayne Gacy y el Dr. Harold Frederick
“Fred” Shipman, con un total de 33 y 2i8 posibles víctimas, respectivamente.
Estos hombres llevaban vidas ejemplares y eran pilares de sus comunidades, pero
en realidad escondían un lado oscuro como “Pogo el Payaso” y “el Doctor Muerte”:
el primero asesinaba por placer puramente sexual, y el segundo sufría de un “complejo
de Mesías”, por el cual se creía digno de juzgar el momento de muerte de sus
pacientes.
Revista Algarabía No.88, ‘Asesinos Seriales, Ed. Otras Inquisiciones, p. 82.
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