Las infraestructuras necesarias para las competiciones, el alojamiento de los atletas y de los medios de comunicación son complejos, así como las medidas de seguridad necesarias. No obstante, la celebración de los Juegos no se limita solo al estadio, sino que implica a toda una región.
La importancia alcanzada por los Juegos Olímpicos en la escena internacional los convierte en un acontecimiento incuestionable, seguido por los medios de comunicación del mundo entero. Para un atleta, la perspectiva de una medalla conseguida bajo las luces de los proyectores es el ascenso que lo conduce directo a la celebridad. La presión del entorno y de los patrocinadores conjuga con la ambición personal, y puede empujar al atleta a recurrir a medios ilegales para conseguir sus fines. ¡El dopaje es una amenaza que planea sobre los Juegos!
Consumidos en secreto, los productos prohibidos aumentan las capacidades físicas y favorecen el rendimiento. Al mismo tiempo este proceder falsea los resultados, condena la igualdad de las oportunidades, traiciona la confianza de los espectadores y, sobre todo, destruye la salud del atleta.
Para intentar remediar esta plaga, se toman un cierto número de medidas disuasorias, como son los controles de dopaje y la exclusión del atleta que ha dado un positivo en un control.
La difusión de la información sobre los riesgos del dopaje y la educación
de los jóvenes sobre los valores olímpicos son las medidas más eficaces a largo
plazo. Estos elementos pueden favorecer un cambio de mentalidad y reforzar el
espíritu de los Juegos
Comité Olímpico Internacional, ¿Qué sabes de los Juegos Olímpicos?, p. 24 – 25.
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