Estos principios políticos, en la época de Jefferson, no se aplicaban a indios y negros esclavos, y todavía estaban vigentes los tests religiosos contra los católicos. Los indios no obtendrían derechos políticos hasta 1924, cuando habían sido reducidos a una minoría recluida en las reservas. Los negros lograron derechos de ciudadanía en 1866 con una enmienda constitucional, pero la sociedad blanca encontró medios de soslayar la Constitución, mediante la implantación de los black codes primero y de Jim Crow después.
“Thomas Jefferson, aparentemente «unitariano» era, en su pensamiento profundo, un discípulo de Spinoza, porque hacía ya tiempo que el unitarianismo, que se presentaba como «negador de la Trinidad», había evolucionado en la dirección del monismo panteísta y naturalista que se había expresado en forma tan explícita en la obra del judío no creyente, sino «filósofo», Baruch de Spinoza. [...]Spinoza sostiene que «siempre que en un Estado se admita el ejercicio de una autoridad independientemente del poder político habrá, necesariamente, escisión y lucha, como ocurrió a los reyes de Israel, a los que pretendían juzgar los Profetas». Y, a partir de aquí, sostiene que «sólo el poder político puede ser fuente de la vida moral» y que «los que tienen el poder soberano son guardianes e intérpretes, no sólo del derecho civil, sino también del sagrado, y que únicamente ellos tienen derecho a decidir qué sea lo justo y qué lo injusto, lo que sea conforme o no a la piedad. La conclusión, finalmente, es que, en orden a mantener el derecho de la mejor manera posible y asegurar la estabilidad del Estado, conviene dejar a cada uno libre de pensar lo que quiera, y de decir lo que piense» (Tractatus theologico-politicus, prefacio). [...]La democracia absoluta que ahora se presenta a sí misma como la única forma de poder humano acorde con la naturaleza del hombre se fundamenta en principios filosóficos de los que se deduce lógicamente la absoluta independencia respecto de Dios de la voluntad política de los hombres”. (Francisco Canals Vidal, ¿Por qué descristianiza el liberalismo? Internet)
Jesús M. Sáez, “Historia de Estados Unidos”, p. 9.
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