Los orígenes del turismo que hoy conocemos se remontan al término francés “Grand Tour”, viaje que hacían los aristócratas y personas con alto poder adquisitivo a ciudades europeas durante los siglos XVII y XVIII. Posteriormente, esta palabra fue tomada por el inglés y evolucionó a la voz “tourism”. Desde el Grand Tour, los aristócratas no dejaban de pensar en lo exótico.
Como señala Lecler en Alternatives Économiques (2008, nº 271), además de encontrarse atraída por los monumentos históricos, la élite británica era seguidora de otro antiguo legado, que se convertiría en el pretexto para salir de viaje: el termalismo.
A partir del siglo XVIII los aristócratas ingleses comenzaron a practicar deportes de nieve.
El año 1936 será una fecha recordada por todos los franceses, ya que se produjeron una serie de cambios que favorecieron la realización del turismo casi como hoy en día lo conocemos. Uno de ellos fue que el parlamento francés estableció la reducción de la jornada de trabajo, siendo de 40 horas semanales. Además, instauró el derecho a tener 15 días al año de vacaciones pagadas. Esto no acaba aquí, ya que el Subsecretario de Estado para los Deportes y el Tiempo Libre, Lagrange, pactó con la compañía de ferrocarriles la instauración de un “billete de vacaciones anuales” con un 40% de reducción. Las consecuencias de la implantación de estas medidas se ven reflejadas ese mismo año (con el aumento de las personas que disfrutaron de vacaciones), cifra que se triplicó el año siguiente.
Es en estos primeros años cuando jefes, directivos y trabajadores de
rangos más bajos frecuentan el mismo tipo de restaurantes y tipos de
alojamiento. Entre 1936 y 1950, los franceses empiezan a viajar con un motivo
fundamental: el de adquirir más cultura yendo a lugares que hasta entonces eran
poco conocidos. Cualquier lugar que se visitase era digno de admirar, ya que
les serviría para enriquecerse culturalmente.
Marina Narros Arranza, “Análisis del Turismo Nacional Francés. Los turistas franceses”, Campus Publico María Zambrano Segovia, p. 8 – 9.
Comentarios
Publicar un comentario
Si deseas comentar dentro de la línea del respeto, eres bienvenido para expresarte