Reconocimiento: La norma señala que para el reconocimiento del pasivo debe atenderse a la sustancia económica sobre la forma legal; por ello, las formalidades jurídicas que sustentan al pasivo deben analizarse cuidadosamente en este contexto para no distorsionar su reconocimiento contable.
Provisiones: De conformidad con la NIF A-5, una provisión es un pasivo cuya cuantía o fecha de ocurrencia son inciertas y debe reconocerse contablemente, después de tomar en cuenta toda la evidencia disponible, cuando sea probable la existencia de dicha obligación a la fecha de valuación y siempre que se cumpla con las características esenciales de un pasivo.
Pasivo contingente: Un pasivo contingente es aquel que surge a raíz de sucesos pasados, cuya posible existencia sólo la confirma la ocurrencia o, en su caso, la falta de ocurrencia de uno o más eventos inciertos en el futuro que no están enteramente bajo el control de la entidad. Por tanto, este tipo de pasivos no deben reconocerse dentro de la estructura financiera de la entidad, pues no cumplen las características esenciales de un pasivo.
Todos los pasivos propiedad de una entidad pueden agruparse en dos: monetarios y no monetarios.
Pasivos monetarios son los que representan la obligación de entregar efectivo o sus equivalentes, es decir, la obligación de transferir una cantidad fija o determinada de unidades monetarias o sus equivalentes; por tanto, éstas están representadas por obligaciones de transferir efectivo, equivalentes de efectivo, instrumentos financieros de capital emitidos por la propia entidad.
Pasivos no monetarios son obligaciones virtualmente ineludibles; representan un significado económico que varía según sus características específicas intrínsecas y el comportamiento de su valor en el mercado, es decir, son obligaciones de transferir un número fijo o determinado de productos o activos distintos al efectivo.
Clasificación.
De conformidad con el Boletín C-9, “Pasivo, provisiones, activos y pasivos contingentes y compromisos”, los rubros integrantes del pasivo deben presentarse en el balance general de acuerdo con su exigibilidad, por lo que se clasifican en:
a) a corto plazo.
b) a largo plazo.
Al igual que el activo, el pasivo se divide en dos grupos: el pasivo a corto plazo y el pasivo a largo plazo.
Es importante resaltar que la clasificación del pasivo, al tomar en cuenta el grado de exigibilidad, también se relaciona con el tiempo, en este caso, el tiempo del pago de la deuda.
Así, se dice que el pasivo se clasifica de acuerdo con su mayor o menor grado de exigibilidad.
Una deuda u obligación tiene un grado de
exigibilidad en proporción inversa al plazo para pagarla: menos tiempo, mayor
grado de exigibilidad, Más tiempo, menor grado de exigibilidad.
‘Principios de Contabilidad’, Álvaro Javier Romero López, Ed. Mc Graw Hill, 4° edición, p. 166 – 168.
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