Los Espíritus Reflexivos tienen nombres, pero estas designaciones no son reveladas a los mundos del espacio. Pertenecen a la naturaleza y carácter de estos seres y son parte de uno de los siete misterios universales de las esferas secretas del Paraíso.
El atributo de la reflexividad, el fenómeno de los niveles mentales del Actor Conjunto, el Ser Supremo, y los Espíritus Rectores, es transmisible a todos los seres que se ocupan de la operación de este vasto esquema de inteligencia universal. Y he aquí un gran misterio: Ni a los Espíritus Rectores ni a las Deidades del Paraíso, singularmente o colectivamente, se les ven estos poderes de reflexividad universal coordinada tales como se manifiestan en estas cuarenta y nueve personalidades de enlace de Majeston, y sin embargo ellos son los creadores de todos estos seres maravillosamente dotados. La herencia divina a veces revela en la criatura ciertos atributos que no se disciernen en el Creador.
El personal del servicio de reflexividad, a excepción de Majeston y de los Espíritus Reflexivos, está constituido exclusivamente por criaturas del Espíritu Infinito y de sus asociados y subordinados inmediatos. Los Espíritus Reflexivos de cada superuniverso son los Creadores de sus Auxiliares Reflexivos de Imagen, sus voces personales ante las cortes de los Ancianos de los Días.
Los Espíritus Reflexivos no son meramente agentes de transmisión; también son personalidades retentivas. Su progenie, los seconafines, también son personalidades retentivas o las de registro. Todo lo que tenga verdadero valor espiritual se registra en duplicado, y se preserva una impresión en el equipo personal de uno de los miembros de una de las numerosas órdenes de personalidades secoráficas que pertenecen al vasto personal de los Espíritus Reflexivos.
Los registros formales de los universos son transmitidos a través de los registradores angélicos y por ellos, pero los auténticos registros espirituales se acumulan por reflexividad y se preservan en la mente de personalidades adecuadas y adaptadas que pertenecen a la familia del Espíritu Infinito. Estos son los registros vivientes en contraste con los registros formales y muertos del universo, y se preservan perfectamente en la mente viviente de las personalidades de registro del Espíritu Infinito.
La organización de la reflexividad es también el mecanismo de recolección de noticias y de diseminación de decretos de toda la creación. Está en operación constante, en contraste con los funcionamientos periódicos de los diversos servicios de transmisión.
Todo lo que sea de importancia en una sede central de un universo local es reflejado inherentemente a la capital de su superuniverso. Y viceversa, todo lo que tenga significación en el universo local es reflejado hacia afuera a las capitales del universo local desde la sede central de su superuniverso. El servicio de reflexividad de los universos del tiempo hacia arriba a los superuniversos es aparentemente automático o autooperante, pero en realidad no lo es. Es todo muy personal e inteligente; su precisión depende de la perfección de cooperación de las personalidades y por lo tanto difícilmente puede ser atribuida a las presenciaactuaciones impersonales de los Absolutos.
Aunque los Ajustadores del Pensamiento no participan en la operación del sistema universal de reflexividad, tenemos motivos para creer que todos los fragmentos del Padre conocen plenamente estas transacciones y son capaces de recurrir a este mecanismo para obtener información.
Durante la actual época universal el alcance espacial del servicio de reflexividad fuera del Paraíso parece estar limitado por la periferia de los siete superuniversos. Por otra parte, la función de este servicio aparentemente es independiente del tiempo y del espacio. Parece ser independiente de todos los circuitos universales subabsolutos conocidos.
En la
sede central de cada superuniverso la organización reflexiva actúa como unidad segregada;
pero en ciertas ocasiones especiales, bajo la dirección de Majeston, los siete
pueden actuar al unísono universal, y así lo hacen, tal como ante el jubileo
ocasionado por el establecimiento de un entero universo local en luz y vida y
al tiempo de las salutaciones milenarias de los Siete Ejecutivos Supremos.
Fundación Urantia, “El libro de Urantia”, p. 221 – 223.
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