Para entender cómo se relacionan unos hechos históricos con otros los organizamos en periodos, es decir, en lapsos de tiempo. Además, para ubicar un acontecimiento utilizamos la cronología. En nuestra sociedad, para fechar un evento tomamos como punto de partida el nacimiento de Cristo y dividimos todo lo que pasó en antes de Cristo (a. C.) y después de Cristo (d. C.).
Si representamos el tiempo como una línea recta, los hechos que ocurrieron en nuestra era, o después de Cristo (d. C.), se registran del año cero hacia la derecha, y los hechos que ocurrieron antes de Cristo (a. C.) se ubican del año cero hacia la izquierda.
Otra situación que debemos entender acerca de la historia antigua de un lugar, es que algunos hechos ocurren en periodos de tiempo muy largos, de cientos y miles de años.
Los historiadores miden el tiempo en siglos para entender con más claridad las acciones que duran mucho tiempo. Un siglo equivale a 100 años. Los siglos se ordenan con números romanos para distinguirlos del número que asignamos a cada año.
Fuente:Generación 2014. La entidad donde vivo. México, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 56 – 57.
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