Rica tierra aquélla… Por dondequiera que se mirara la geometría de la labor, se echaba de ver la pericia de quienes la sembraron… Después de la milpa, estaba un campo a manera de lago profundo. En aquella mañana sin viento y con un sol espléndido, el verde intenso del tabaco tenía, en verdad, profundidad acuática... Sé divisaban las lejanas laderas propicias para la caza... los framboyanes con sus mecheros rojos en las ramas, inmóviles en aquel atardecer sin brisa; las cercas de piedra protegiendo las huertas; los pájaros familiares con sus gritos y sus vuelos en torno de sus nidos pendientes como hamacas de las puntas más altas de los árboles.
Fuente:
Español. Lecturas. 6° Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 13.
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