Tres ciudades italianas dieron gran uso e impulso a la actividad contable: Génova, Florencia y Venecia, lugares donde se usaba y se alentaba la contabilidad por partida doble, tal como se utiliza actualmente. Todavía hoy existen las cuentas llevadas por un comerciante florentino anónimo hacia el 1211 con características de la llamada Escuela Florentina.
También puede citarse el célebre juego de libros empleado por la Comuna Genovesa, en los cuales se registraba la contabilidad a la usanza de la época, empleando los términos de debe y haber, con asientos cruzados y manejando la cuenta de Pérdidas y Ganancias. Otro avance significativo de la época fue el empleo de libros o registros auxiliares.
En esta época la partida doble había probado
ya sus beneficios y su enseñanza se había dejado en manos de los monjes,
personas encargadas de transmitir la cultura. Debido a que los comerciantes de
la época querían que sus hijos estuvieran mejor preparados, los enviaban a
estudiar a los monasterios o pagaban para que recibieran instrucción en sus
hogares.
‘Principios de Contabilidad’, Álvaro Javier Romero López, Ed. Mc Graw Hill, 4° edición, p.49.
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