Alemania se convirtió en anfitrión de un Mundial por segunda ocasión en su historia y primera como país reunificado. El interés por mostrar a la nueva Alemania llegó hasta las canchas con un balón cuya leyenda +Teamgueist (más que trabajo de equipo) buscaba proyectar una idea clara: “El mundo entre amigos”.
El país europeo le dio la bienvenida al orbe futbolísticos con espectaculares estadios ultramodernos, contrastados con ciudades salidas de cuento de hadas.
Sin embargo, la acción comenzó mucho antes de que arrancará oficialmente el torneo, cuando el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, anunció la cancelación del enorme espectáculo de apertura que organizaría el artista austriaco André Seller, aumentando un exceso en los costos y que derivó en un escándalo relacionado con el tema de seguridad en los estadios, a lo que una semana después se decidió abonar un millón 200 mil dólares para realizar una “modesta” ceremonia de inauguración en Múnich en lugar de desembolsar los 25 millones de euros destinados originalmente para la gala de inauguración.
En el ámbito deportivo, la pasada versión de la Copa Mundial demostró nuevamente la supremacía de los equipos europeos sobre sus rivales sudamericanos. El torneo se caracterizó también por lograr una de las tasas de goles más bajas, además de que se rompió el récord de mayor número de tarjetas amarillas y rojas en un Mundial, con lo que el tema del arbitraje se convirtió en polémica tras el partido de Portugal – Holanda, donde se pitó el mayor número de amonestaciones y expulsiones de la historia.
Aunque los brasileños, grandes favoritos y anteriores poseedores de la Copa, fueron eliminados por los franceses, su actuación no pasó desapercibida gracias a Ronaldo Nazario, delantero que impuso el récord de 15 tantos anotados en Mundiales, logro que concretó frente a Ghana para romper la momentánea equidad que mantenía con el mítico alemán Gerd Müller.
Los ghaneses sacaron la cara por África, al ser el único equipo de su confederación que alcanzó los Octavos de final en Alemania 2006.
A diferencia de Corea del Sur – Japón 2002, donde equipos como Senegal y Estados Unidos llegaron a Cuartos de Final, y Turquía y los sudcoreanos a Semifinales, en la ronda de los ocho mejores se ubicaron seis Campeones Mundiales, incluidos los locales que alcanzaron el tercer puesto.
En la Final, jugada en el Estadio olímpico de Berlín, Italia y Francia lograron poner al mundo de cabeza. Los galos anotaron primero con un penalti de Zinedine Zidane cobrado al puro estilo Panenka, pero Marco Materazzi igualaría el marcador minutos después.
Al minuto 110, los autores de los goles del duelo por la corona protagonizaron uno de los mayores conflictos de la cancha: el del cabezazo propiciado por Zizou al defensa azurri, lo que dejó a ‘les bleus’ sin su capitán y los obligó a replegarse. El argentino Horacio Elizondo, único silbante en la historia en pitar el duelo inaugural y la Final en el mismo Mundial, no tuvo de otra más que mostrarle la tarjeta roja al símbolo francés.
David Trezeguet, jugador de la Juventus, erró su tiro en penaltis, pegándole al travesaño, falla que sería definitiva, pues los italianos acertaron sus cinco disparos para darle a la ‘squadra azurra’ el título mundial por cuarta ocasión.
El torneo fue seguido por una audiencia acumulada superior a los 3 mil 200 millones de personas en 207 países y se convirtió en ese entonces en una de las competiciones más vistas en la historia.
Fuente:
Por David Cáliz en Récord Especiales, ‘Todo sobre Sudáfrica’, Ed. Notmusa, p. 130 – 131.
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