Hijo del sultán otomano Selim I, Suleimán I (1494-1566), más conocido como Suleimán el Magnífico, dejó huella en la historia otomana como el mayor conquistador del Imperio. Perfeccionó la estructura y operatividad de los jenízaros, reorganizándolos en 101 batallones y valiéndose de ellos como núcleo duro de sus temibles ejércitos, instrumento de control político y colchón frente a sus adversarios.
Suleimán I desbordó las fronteras de todos sus vecinos con una política implacable de conquistas que lo llevaron hasta el corazón de Hungría, conquistando a su paso Belgrado y Budapest, e incluso llegó a poner Viena bajo asedio. Además de su meteórica expansión hacia Oriente, dejó su sello también en el Mediterráneo, con la toma de enclaves estratégicamente tan importantes como Rodas o Trípoli. Finalmente, murió en campaña en Hungría en septiembre de 1566. Sus excepcionales logros en el ámbito político y militar propiciaron la unión de la cristiandad para frenar el expansionismo otomano en la batalla de Lepanto (1571).
Fuente:
Por Roberto Piorno en Muy Interesante Historia, ‘El Islam. Los misterios de una religión’, Ed. Televisa, p. 40.
Comentarios
Publicar un comentario
Si deseas comentar dentro de la línea del respeto, eres bienvenido para expresarte