Cuando Uruguay conquistó en 1930 su primera Copa del Mundo en su propio país, tras vencer 4-2 a los argentinos, el mítico Carlos Gardel fue al vestidor charrúa a presentar sus respetos.
Justo
cuando estaba saludando al capitán del equipo celeste José Nasazzi, llegó un
telegrama de salutación traído por un cadete del telégrafo. El sonriente
adolescente moreno era Obdulio Varela, quien a la postre sería capitán del
equipo campeón mundial en 1950.
Una foto congeló esa imagen que reúne para siempre a los tres ídolos uruguayos más preciados: el primer capitán campeón del mundo (Nasazzi), al inmortal cantante y a Varela, portador del gafete en el equipo monarca del orbe en 1950.
Obdulio Jacinto Muiño Varela inició su carrera deportiva en el modesto Club Deportivo Juventud, de donde fue contratado por el Wanderers de Montevideo en 1937.
Mediocampista nominal, Varela siempre sen enfocó, sin embargo, a ser el punto de referencia en los sectores defensivos.
Por su liderazgo innato y su extracción mulata se le apodó ‘El Negro Jefe’ y ya se le consideraba un caudillo natural cuando llegó al Peñarol en 1943, club donde permaneció el resto de su carrera profesional.
Su principal aportación a este deporte fue la determinación y carácter, como lo demostró hacia el final de su carrera deportiva, a mediados de la década de los 50, cuando el Peñarol firmó un contrato con una firma comercial para patrocinar al equipo a cambio de estampar su imagen en la playera aurinegra. Una novedad en aquella época.
Aunque los jugadores también recibirían un pago por esta transacción, Varela se rehusó, al grado tal que al campo salieron 10 jugadores patrocinados y un capitán con el uniforme libre de marcas.
Con la casaca celeste de la sección, Varela conquistó la Copa Río Branco en 1940, 1946 y 1948.
‘El Negro Jefe’ adquirió proporciones de héroe tras la tragedia brasileña en la final del Mundial de 1950.
Ante 200 mil espectadores que atestaron el Maracaná, Varela supo darle pausa y la calma a un cuadro charrúa que lucía perdido tras el gol inicial de Friaca.
‘El Negro Jefe’ tomó la pelota del fondo de las mallas y caminó muy lentamente al centro del campo, mientras dialogaba tranquilamente con el árbitro George Reader.
Mucho tiempo pasó para que se reanudara el juego, Los jugadores uruguayos respiraron con calma, mientras los brasileños se exasperaron. La calma que le dio Varela al resto del equipo desde el sector defensivo fue fundamental para que se construyeran los goles del triunfo.
A sus 37 años, Varela fue el jugador más veterano en Suiza 1954 y portó el gafete de capitán durante la primera ronda y hasta los Cuartos de Final, en donde se lesionó la pierna y finalizó el encuentro vendado (entonces no había cambios). Ya no pudo jugar ante Hungría en la semifinal, donde cayeron 4-2. En total, disputó siete partidos mundialistas y no perdió uno solo.
Fuente:Récord Mundial, Alemania 2006 ¡Piensa en Grande!, Ed. Notmusa, p. 36.
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