Se ignora el número exacto de esposas que tuvo Mahoma. Se le han llegado a calcular más de 20, lo que a ojos occidentales pareciera un libidinoso que aprovechó su prestigio para satisfacer sus apetitos. Contra esa precipitada idea se alza la realidad de que el Profeta fue monógamo durante los 25 años que vivió con su primera esposa, Jadiya, una mujer mucho mayor que él y la persona que más influyó en su vida. Un hombre de 45 años que, como Mahoma, vive con una mujer de 60 pudiendo tomar legalmente otras más jóvenes, no parece muy lujurioso.
La razón
del elevado número de esposas en el último tramo de su vida es que la mayor
parte de ellas lo fueron por motivos políticos: los jefes de las tribus querían
emparentar con el Profeta. Otro motivo de escándalo para los occidentales
actuales es que tomara por esposa a Aisha, la hija de su amigo y sucesor Abu Bakr,
cuando ésta sólo tenía seis años. Al margen de que Mahoma no fue el primer
prometido de la niña, porque así era aquella sociedad, la historia con Aisha
fue algo diferente. A los seis años fue prometida a Mahoma sin estar ella
presente y a los nueve se celebró una modesta ceremonia nupcial. Sin embargo,
la niña permaneció con sus padres hasta que alcanzó la pubertad, cuando Mahoma
empezó a visitarla. Supo amar a aquella adolescente de la misma manera que
aprendió a amar a la anciana Jadiya.
Fuente:
Por Alberto Porlán en Muy Interesante Historia, ‘El Islam. Los misterios de una religión’, Ed. Televisa, p. 26.
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