Falta de roce internacional, desunión, deficiencias tácticas y hasta envidias son tan sólo algunas del cúmulo de circunstancias que hace 44 años sentenciaron a México como el peor equipo en Argentina 1978.
El Tricolor llegó a la cita mundialista en medio de un contexto triunfalista creado por los medios, a partir de una serie de buenos resultados conseguidos en Europa.
“La gira fue exitosa (dos victorias, dos empates y una derrota), pero ignorábamos la efervescencia en México en torno a la Selección, todo lo que se comenzó a crear alrededor del equipo, quizá para tener más audiencia o para vender más periódicos, pero de repente nos enteramos de que algunos decían que teníamos chance de ser Campeones del Mundo”, recordó Leonardo Cuéllar, quien confesó haber gozado de gran popularidad entre los niños argentinos quienes le preguntaban acerca de su abundante melena.
Los buenos augurios para los dirigidos por José Antonio Roca emanaban de todas partes, incluso el entonces presidente José López Portillo aseguró el 12 de Mayo de aquel año, cuando abanderó al Tricolor, que México avanzaría a la segunda ronda y hasta se atrevió a decir que los verdes se impondrían a los alemanes, Campeones defensores.
“Todo iba normal hasta cuatro o cinco días de iniciar nuestra participación. En ese entonces no había una marca que patrocinara a la Selección en cuanto al calzado; los dirigentes de la Federación obligaron a algunos jugadores de la Selección a firmar con Adidas y a los demás nos dejaron a la deriva, no importándoles lo que pasara. Ahí cada quien comenzó a jalar para su lado y las inconformidades de los que no jugaban, puesto que eso representaba dinero”, señaló Ignacio Flores, histórico lateral de Cruz Azul que más allá del agrietamiento del grupo, se dio tiempo para señalar los motivos de la derrota ante Túnez.
“Desconocíamos totalmente a los tunecinos, no sabíamos que calidad tenían, si eran rápidos, si eran lentos, si eran altos; además, don José Antonio Roca se empecinó en que marcáramos hombre a hombre en todos los sectores de la cancha, cuando no era un sistema que domináramos por completo”, recalcó Nacho.
Y a pesar de que los aztecas se pusieron arriba en el marcador, mediante un penal facturado por Arturo Vázquez Ayala, los tunecinos terminaron por explotar las deficiencias del parado táctico mexicano.
“El mejor ejemplo es el tercer gol que nos anotaron, cayó del lado izquierdo, Alfredo Tena iba a salir a marcar al jugador que entraba solo con el balón, pero decidió quedarse atrás con su hombre y la jugada terminó en las redes, pero Tena cumplió con su misión. Ésas son las consecuencias de no haber trabajado la marca personal y del desconocimiento del rival”, dijo Flores, quien no jugó aquel cotejo por una lesión.
La planeación de Míster Roca se había roto. La derrota ante los africanos no estaba en su itinerario, el descalabro dio al traste con el agrietado ánimo de los jugadores.
“Después de Túnez ya no hubo optimismo futbolístico, fue la semana más silenciosa que he conocido en un equipo de futbol. Un dolor como cuando se muere el ser más querido tuyo”, señaló Raúl Isiordia.
“Contra Alemania el equipo tuvo llegada, porque ellos nos regalaban media cancha y después nos contragolpeaban; los duelos de velocidad y de capacidad de reacción siempre nos los ganaban, teníamos desdoble para jugar a la ofensiva, pero también fallas en la marcación en espacio abierto que nos costaron la goleada (6 – 0)”, reconoció Cuéllar.
“Pese al marcador, pienso que México jugó muy bien. Hemos jugado ante un auténtico campeón del mundo que actúo como reloj, sin fallar un solo momento”, así se manifestó Roca, aunque según Rangel, hubo quien lo tomó con mejor humor.
“Después del 3 – 0 de Alemania, Pilar Reyes salió con una herida en la espinilla, entró Pedro Soto y el partido terminó 6 – 0; llegamos al vestidor y Pilar Reyes estaba en la camilla, se levantó para preguntarnos cómo nos fue y Pedro Soto riéndose le contesta ¡Empatamos!, Pilar se puso contento, pero Soto le contestó empatamos tú y yo, a ti te metieron tres goles y a mí también”.
Luego de aquella dolorosa afrenta, personajes históricos del balompié mexicano levantaron la voz para señalar responsables como fue el caso de Antonio Carbajal. “Por su terquedad, Roca nos llevó al fracaso, además al grupo le hace falta espíritu y líderes en el vestidor”, lo dicho por la Tota en aquellos días de Junio de 1978, fue ratificado por Cuéllar y Rangel casi 32 años después.
“No había líderes, los de experiencia como Vázquez Ayala, Eduardo Ramos o Toño de la Torre, nunca se juntaron para buscar remediar el asunto”, dijo Rangel, sin diferir mucho de la versión del otrora jugador de Pumas: “Faltaron esos tres o cuatro jugadores que agarraran al grupo y dijeran que las cosas se iban a hacer de un modo u otro”.
Tras recibir media docena de goles, Nacho Flores recuerda cómo Roca, con el semblante desencajado sólo se limitó a decir en el vestuario “Me deben una”, en referencia a los que habían jugado. Hubo cambios en la alineación y una mejora sustancial para el último partido, aunque de nuevo cargó con la derrota (3 – 1).
“Contra Polonia aparecieron jugadores como Carlos Gómez, Rigoberto Cisneros, Cristóbal Ortega, yo y otros que no venían siendo considerados, me parece que hicimos un buen partido, pero los goles que anotaron ellos fueron de primera línea (dos de ellos desde fuera del área) y no había mucho que hacer”.
En el único partido que jugó, Flores fue artífice de la anotación de Víctor Rangel. “López Zarza me tiró un balón delante de la mitad de la cancha, me salió un central (Jerzy Gorgon), le hice un amague hacia adentro y luego desbordé por el costado, él quedó muy mal parado, entré al área y cuando me salió el otro central, tire la diagonal a Rangel que tocó el balón con la parte interna del pie para cruzar la pelota al lado derecho de Tomaszewski”, recordó.
La pesadilla había terminado y aunque algunos medios publicaron que el regreso de la Selección a suelo azteca pasó sin pena ni gloria, la realidad es que una multitud esperaba al plantel para recriminarlos e insultarles por el bochornoso papel, inclusive, hubo que evacuar a los jugadores por otro hangar. La tensión llegó a tal punto que Cuéllar y Flores coinciden en que durante un par de semanas algunos jugadores tuvieron patrullas que resguardaban sus respectivos domicilios.
Así se escribió la página más gris de México en la Copa del Mundo, pero a pesar de las goleadas, la vergüenza del último sitio, la Copa dejó una marca que algunos supieron aprovechar, mientras otros se apagaron.
“Los ataques de la prensa y de la afición repercutieron para bien y para mal de algunos; por ejemplo, después del Mundial, el ‘Palillo’ Martínez desapareció, no se volvió a mencionar nada de él, pero también repercutió en el orgullo y la mentalidad de Hugo Sánchez, quien triunfó en España”, dijo Rangel.
Fuente:Por César Montiel en Récord Especiales, ‘Todo sobre Sudáfrica’, Ed. Notmusa, p.94 – 95.
Comentarios
Publicar un comentario
Si deseas comentar dentro de la línea del respeto, eres bienvenido para expresarte