Los misioneros de la primera hora fueron hombres admirables. Se dedicaron a la evangelización, a la asistencia de los necesitados y a la educación e instrucción de los indios, a quienes protegían frente a la codicia de los otros españoles. Los adiestraron en nuevas formas de trabajo; les inculcaron buenas costumbres.
Entre los más notables de aquellos religiosos figuraban:
Fray Pedro de Gante, que fundó las primeras
escuelas para indígenas; Fray Martín de Valencia, virtuoso evangelizador; Fray
Toribio de Benavente, que se hizo llamar Motolinía cuando supo que esta palabra
nahua significaba pobre; Fray Bernardino de Sahagún, de gran sabiduría y
virtud; Fray Juan de Zumárraga, primer arzobispo de México; Fray Bartolomé de
las Casas, el defensor de los indios; Don Vasco de Quiroga, que protegió y
civilizó con gran celo a la población tarasca de Michoacán, y recibió de ella
el nombre de Tata Vasco.
Aquellos franciscanos fueron los primeros misioneros. Trabajaron infatigablemente en nuestro suelo. Algunos de ellos escribieron sobre la historia, las costumbres y los idiomas de los indios.
Después de los franciscanos, llegaron frailes de otras órdenes religiosas: dominicos, agustinos, jesuitas, mercenarios. No todos ellos continuaron con igual celo la obra de los primeros franciscanos.
Fuente:
Generación 1960. Mi libro Historia y Civismo.
Tercer Grado, Ed. Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, p. 99 – 100.
App CONALITEG Digital. Generación 1960. Tercer
Grado. Mi libro Historia y Civismo.
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