Imagina que te encuentras haciendo fila en la feria para subir a los caballitos. Por fin llega tu turno y te apresuras a escoger el más grande o más bonito. El carrusel comienza a girar y los objetos y personas que te rodean parecen moverse en torno a ti.
Así ocurre con la Tierra y los astros. Aunque aparentemente el Sol y las demás estrellas se mueven, en realidad se encuentran fijos en su lugar y en cambio nuestro planeta es el que está girando sobre su propio eje. Este movimiento se conoce como Movimiento de Rotación.
El Sol sale para todos.
Nuestro planeta gira en dirección opuesta a la que aparentemente siguen el Sol y los demás astros. Cada mañana vemos salir al Sol por el este, oriente o levante, elevarse hasta llegar a un punto de mayor altura y luego descender para ocultarse por el oeste, occidente o poniente. El movimiento de rotación de la Tierra sigue entonces una dirección de oeste a este, es decir, contrario a las manecillas del reloj.
El día y la noche.
El Sol siempre brilla, pero sólo la parte de la Tierra que se le encuentra enfrente puede recibir su luz. A esto le llamamos día. Conforme el planeta gira esa parte de la Tierra se oscurece porque entra en su propia sombra. A esto le llamamos noche. La sucesión de la noche y del día también se conoce como día y dura 24 horas.
Los animales y las plantas viven de acuerdo con ritmos determinados en gran medida por el día y la noche. Las plantas dependen de la luz solar para vivir y con frecuencia muestran cambios importantes en la medida que el día cede paso a la noche. Por ejemplo, las hojas del tamarindo se mantienen abiertas de día y se cierran durante la noche. Es muy conocida la planta llamada Huele de noche, precisamente porque sólo en la noche aromatiza el ambiente.
Observando el cielo.
Si durante la noche miras al cielo, verás tantas estrellas que te será difícil distinguir unas de otras. Sin embargo, si observas con atención, te será posible reconocer grupos de estrellas muy definidos. Entre ellas destaca, por su brillantez, ubicación y tamaño, la estrella polar, que se encuentra por encima de la prolongación imaginaria del eje terrestre.
Debido a la rotación de la tierra sobre sí misma todas las estrellas del hemisferio norte o boreal parece que giran alrededor de este astro, que forma parte de la constelación (grupo de estrellas) de la Osa menor. En el hemisferio sur o austral la constelación Cruz del Sur también es un punto importante de referencia. Esta constelación se llama así porque se encuentra formada por cuatro brillantes estrellas que semejan una verdadera cruz.
Fuente:
Supertareas 4, Fernández Editores.
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