En la década de los 30 las mujeres figuraban muy poco en la esfera pública del país, particularmente en los deportes. Sólo algunos grupos privilegiados de mujeres, que pertenecían a las clases sociales más pudientes, tenían la posibilidad de practicar algunos deportes como el tenis, el basquetbol y la natación, entre otros. Por su parte, la lucha libre era un deporte impensable para las mujeres, a tal grado que la presencia del sexo femenino en los cuadriláteros de lucha libre se consideraba como un acto de transgresión a las normas sociales de la época. Sin embargo, esta situación era muy diferente en algunos países anglosajones, en donde ya existían luchadoras a nivel profesional.
Para 1935, el empresario norteamericano Frank Moser tuvo la osada iniciativa de traer a la a la capital mexicana un grupo de luchadoras, luego de haber observado su desempeño en Chicago. De modo que, asociándose con don Salvador Lutteroth González, presentó, por primera vez en México, una lucha libre femenil en la antigua Arena México. La primera temporada de lucha libre femenil se anunció para el miércoles 10 de Julio de 1935; sin embargo, la función tuvo que posponerse dado que la norteamericana Paulinne White había sufrido un accidente automovilístico en su camino a México. De esta manera, dicha función tuvo que ser reprogramada para el viernes 12, dando tiempo suficiente para que la foránea fuera sustituida por la luchadora mexicana radicada en El Paso, Texas, Natalia Vázquez.
A pesar de la gran expectación que significó esta nueva modalidad, la función no resultó como se esperaba. La prensa deportiva de aquella época fue inclemente con sus comentarios. La crónica del encuentro en el periódico La Afición, publicada el 13 de Julio de 1935, menciona:
Mediocre fue la exhibición que dieron en su debut las luchadoras. En la lucha estelar, Mae Stein venció en dos al hilo a Teddy Meyers; además Katherine Hart cayó ante la imponente Dot Apollo; mientras que la tercera lucha entre mujeres fue sustituida por el duelo entre Jack O’Brien y Alfredo Ontiveros.
Pese a la adversidad, ellas no se dieron por vencidas y realizaron las dos funciones más que estaban programadas originalmente, ahora sí, con todas las gladiadoras anunciadas. La segunda función femenil se dio el viernes 19 de Julio y la tercera el miércoles 24. Finalmente, el miércoles 31, se realizó una función extra.
La Afición dio a conocer los resultados de la función del 24 de Julio, publicando al día siguiente:
Anoche, en la Arena México, se celebró la tercera función de la corta temporada de las luchas de mujeres, y en general, la actuación de las luchadoras sin ser cosa de otro mundo, sí fue más aceptable que en las pasadas sesiones. La última lucha entre la campeona alemana Mae Stein y la americana Dot Apollo fue ganada por la alemana debido a que en la caída decisiva descalificaron a la Apollo por sus tácticas suicidas y por atacar al réferi. La primera caída la ganó la Apollo y la segunda Stein, con candados aplicados a la cabeza de la teutona. En la semifinal, la inda francesa Louis Francis ganó en las últimas dos caídas frente a Teddy Meyers. Después de perder en su primer enfrentamiento, la mexicana Natalia Vázquez ganó la revancha frente a la americana Katherine Hart. Hart ganó la primera caída con golpes rudos, y en la segunda, a pura fuerza de ataque, Natalia obtuvo la victoria.
Un día después de la función adicional de esta temporada, el diario deportivo señaló:
Ayer, afortunadamente, pues se demostró que no era un espectáculo para México, terminó en La Arena México la cortísima temporada de luchas de mujeres. En la última lucha, la alemana Mae Stein fue vencida por la americana Dot Apollo, quien le ganó la primera caída con una mecedora, con tijeras ganó Stein la segunda y la tercera con una doble palanca se la llevó Apollo. En la otra lucha de mujeres, Louis Francis derrotó a Catherine Hart en dos caídas seguidas. La primera con tijeras al cuerpo y la segunda con una palanca al brazo.
Con algunas luchas estelares en mano a mano, las féminas encabezaron carteles el 28 de Julio y el 4 de Agosto en la Arena Libertad (la cual se encontraba en la colonia Santa María la Redonda, muy cerca de lo que hoy es el cruce entre el eje central Lázaro Cárdenas y el Paseo de la Reforma). Esos fueron los primeros pasos de las mujeres por la lucha libre mexicana. Tuvieron que pasar siete años para que las “amazonas” volvieran a pisar los cuadriláteros mexicanos, esta vez, encabezadas por la legendaria Mildred Burke. El viernes 4 de Diciembre de 1942 se dio la segunda presentación de lucha libre femenil en La Arena México, la famosa luchadora y Campeona Mundial Mildred Burke (esposa del también gladiador Billy Wolfe) visitaba nuevamente nuestro país causando gran expectación. Burke se enfrentó a Susana Paul, de Tulsa, Oklahoma, la aspirante al cetro. El cierre oficial de la temporada femenil se efectuó el viernes 18 de Diciembre de 1942, con la lucha estelar de parejas a cargo de Mildred Burke y Mae Young enfrentando a Susana Paul y Betty Garvey. La temporada de lucha femenil causó, ahora sí, grata impresión en los aficionados mexicanos, quienes reconocieron a Mildred Burke como la mejor luchadora que había pisado los rings en nuestro país. Inclusive, se programó para el domingo 20 de Diciembre de 1942, una semifinal en La Arena México entre Mildred Burke contra Susana Paul. Dos años después, en 1945, las luchadoras se presentaron de nueva cuenta en La Arena Coliseo con su impresionante porte y figura. Mae Young, Nelly Stewart, June Byers y Rose Evans pisaron por primera vez el cuadrilátero del “embudo” de República de Perú #77 el 6 de Julio de 1945, regresando en dos ocasiones más, el 13 y 20 de Agosto, durante las funciones de los viernes. Las foráneas causaron gran revuelo en las taquillas de La Arena Coliseo; según las crónicas los boletos volaron de inmediato. El entusiasmo por ver a las luchadoras en acción era inverosímil, las más de seis mil localidades estaban ocupadas por gente que vitoreó el desempeño de las mujeres, hecho que motivó enormemente a las pioneras mexicanas.
Fuente:
CMLL – 85 Años. Lucha Libre, Ed. AM Editores, p. 51 – 52.
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