Los misioneros que llegaron tras la conquista española, tuvieron que desarrollar su labor con gran paciencia. Su tarea de evangelización fue difícil, pues los indígenas se habían vuelto muy desconfiados, a causa de malos tratos e injusticias de los conquistadores españoles.
Para cambiar la forma de pensar y vivir de los indígenas, tuvieron que pasar varios años. Si bien los indios aprendieron el español y adoptaron la religión cristiana, los mezclaron con sus lenguas y sus antiguas creencias, como una forma de defensa o resistencia cultural. Los indígenas se las ingeniaban para adorar a sus antiguos dioses, ocultos bajo los templos cristianos, y hacían creer a los españoles que habían cambiado de religión. Este sincretismo o combinación de religiones, idiomas y aun costumbres, perdura hasta la fecha en algunas manifestaciones como las que ocurren el 12 de Diciembre de cada año, en el santuario de la Virgen de Guadalupe.
Poco a poco, los misioneros españoles llevaron a efecto la “conquista espiritual”, esto es, el trabajo no solo de evangelizar, sino también la enseñanza de algunas técnicas distintas de trabajo y una nueva manera de entender la vida. Los misioneros avanzaron en su objetivo cuando los indígenas se dieron cuenta de que eran defendidos y enseñados por ellos, a diferencia de los malos tratos que recibían de los encomenderos y soldados.
En 1522 llegó al Nuevo Mundo, denominado ya la Nueva España, una misión de doce frailes franciscanos, entre los que destacaron fray Juan de Tecto, fray Juan de Aora y fray Pedro de Gante.
Este último religioso sobresalió por su obra educativa. Además llegaron otros misioneros que realizaron una gran obra social, como fray Bartolomé de las Casas y Vasco de Quiroga. El primero se distinguió por su defensa de los indios contra los abusos de los españoles; el segundo, por la creación de los centros de trabajo y el impulso de las artes manuales.
Los misioneros crearon diversos métodos de enseñanza religiosa por medio de cantos, danzas y representaciones teatrales. Es decir, aprovecharon los recursos del teatro para difundir la cultura cristiana. Fundaron, además, escuelas para niños y adultos.
La conquista espiritual abarcó la preocupación de los frailes por dejar un testimonio de lo que fueron las antiguas culturas prehispánicas, por eso se dedicaron a escribir libros de relación e historias de todos los aspectos que conforman la vida de los indígenas.
Fuente: Supertareas 4, Fernández Editores.
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