Así como hay pasadores que acumularon récords y yardas que no consiguieron ganar un anillo de Super Bowl, hubo quarterbacks que tuvieron la fortuna de alzar el brazo en el partido grande, apoyados más por la fortaleza de su conjunto que por su calidad individual.
El ejemplo más claro fue, Trent Dilfer, campeón con los Cuervos de Baltimore en el Super Bowl XXXV, a pesar de jugar sólo 11 partidos esa campaña y 8 de ellos como titular.
Meses después del campeonato fue cortado y vagó por diferentes equipos (Seatle, Cleveland y San Francisco), pero sólo inició como titular 40 partidos en las siguientes siete temporadas y terminó su carrera con 70.2 de rating.
Brad Johnson, reclutado por Minnesota, tuvo sus mejores campañas en Washington y Tampa Bay, pero nunca se caracterizó por ser un pasador con la capacidad para resolver un partido en una última serie.
El Super Bowl que obtuvo con los Bucaneros (XXXVII) fue producto del excelente trabajo defensivo que armó Jon Gruden, y en 15 campañas (1994 – 2008) tiene un rating de 82.5 con 29 mil 54 yardas, 166 touchdowns y 122 intercepciones.
Fuente:
Publicado por Alfonso Solís en Especial Récord. NFL 2009, Editorial Notmusa, p. 107.
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