Perú tiene una rica historia, y antes de la Colonia
sus civilizaciones han aportado mucho para escribir los diferentes libros de
historia, por lo que en esta entrada en particular se dará un breve resumen
sobre la historia de la civilización Inca.
Ascenso y
caída del mayor imperio andino.
Junto a los mexicas, los incas fueron la otra
gran civilización urbana que hallaron (y
con la que acabaron) los españoles en el continente americano.
El imperio inca se fundó a partir del colapso
de otra civilización anterior, la cultura de Tihuanaco, proveniente del
altiplano andino. Había empezado a prosperar en el siglo III y, a partir del
siglo XIII, emprendió una gran expansión desde sus comunidades originales de
los Andes hasta zonas muy lejanas en el sur que incluyeron los valles de
Cochabamba en Bolivia, e incluso llegó a mantener relaciones con la cultura de
la Aguada en Argentina.
Pachacútec,
el primer inca.
En el siglo XII Tihuanaco entró en crisis por
las invasiones de los aimaras, una etnia procedente del norte de Argentina, lo
que provocó su migración. Los emigrados se establecieron primero en una isla
del lago Titicaca pero, ante la persistente expansión hacia el norte de los
aimaras, debieron seguir huyendo. Así, un grupo de unas 10 familias tihuanacas
comandadas por Manco Cápac llegó a mediados del siglo XIII al valle del Cuzco.
Era un lugar de excelentes condiciones climáticas y decidieron establecerse,
para lo cual tuvieron que atacar a las comunidades que lo habitaban hasta que
lograron el dominio del valle. Este grupo establecido en el Cuzco sería el
embrión del Imperio inca.
De Manco Cápac no tenemos demasiada
información histórica, aunque es el gran protagonista de las leyendas
fundacionales incas junto a su esposa Mama Ocllo, que lo acompañó en el éxodo.
El primer rey del que contamos con datos sólidos es Pachacútec Inca Yupanqui.
De él sabemos que llegó al trono hacia 1438. Hasta entonces, los incas habían
mantenido constantes luchas con los pueblos vecinos del valle. Pachacútec fue
el primero en imponerse con claridad, en especial tras derrotar a los chancas.
Luego inició la expansión incaica y alcanzó por el sur el lago Titicaca y por
el norte la región de Huánuco.
Pachacútec también demostró ser un eficaz
organizador del reino. Durante su mandato se inició la construcción de cultivos
en terrazas, que incrementarían los resultados agrícolas. Recientes
investigaciones han demostrado que la época inca se caracterizó por un aumento
de la temperatura en los Andes, factor climático que favoreció los rendimientos
de la agricultura, cuya mejora daría los incas notables excedentes alimenticios
que, entre otras condiciones, les facilitaron mantener su importante ejército.
En sus conquistas Pachacútec puso en práctica las mitimas, un sistema
organizado de poblamiento mediante el cual se enviaba a grupos de colonos,
llamados mitimaes (del quechua mítmaq:
advenedizo, recién llegado), para garantizar la ocupación con ciudadanos de
la propia etnia y evitar posibles rebeliones de los dominados. Este sistema,
que diluye a las poblaciones conquistadas, es una sutil estrategia propia del
más refinado maquiavelismo imperial (China,
durante el siglo XX, acto de la misma manera en el Tíbet).
El Templo
del Sol.
En el ámbito de la arquitectura, Pachacútec
fue el primero en votar a Cuzco de una estructura urbana que le permitiera
abordar el crecimiento. Creo nuevos barrios, fomento el levantamiento de plazas
y patios entre las casas (llamados
canchas) y abrió canales que mejoraron la distribución del agua.
Este emperador fue también quién transformó
el Templo del Sol en una riquísima obra de gran opulencia, que la llevaría a
ser conocida como coricancha (templo de
oro) y a adquirir el carácter del lugar sagrado por excelencia de la
religiosidad inca, el verdadero centro del imperio. Su fastuosa decoración en
oro sorprendió a los conquistadores españoles, qué le dedicaron todo tipo de
elogios en sus crónicas.
La sucesión dinástica fue afortunada para los
incas: con el hijo de Pachacútec, Túpac Inca Yupanqui, a partir de 1471 el
imperio alcanzaría su máximo esplendor. Durante sus 20 años de reinado,
encabezó partidas guerreras con las que conquistó todo el altiplano andino,
fundó la ciudad de Quito y protagonizó una decidida expedición hacia el sur que
ninguno de sus antecesores había sido capaz de acometer, haciéndose con buena
parte del territorio del actual Chile.
En el plano religioso, Túpac promovió el
culto al Sol, el cual transformó en un culto a la personalidad, pues se hizo
llamar "el Resplandeciente “y elabora un calendario basado en él mismo.
Túpac tuvo muchos enemigos entre los diversos
pueblos conquistados, algo que a posteriori resultaría letal para la
supervivencia del Imperio inca. Sin embargo, sería una rivalidad mucho más
próxima la que acabaría con él: lo envenenó una de sus esposas, Chuqui Ocllo,
como venganza por haber apartado al hijo de ambos de la sucesión al trono.
Un final
fratricida.
Su sucesor, Huayna, poco podía imaginar que
sería el antepenúltimo emperador de la civilización inca. Fue el primero que
recibió la noticia de la llegada en "casas de madera “de unos extraños
personajes que llevaban barba en la cara.
Hasta entonces el Imperio había crecido con
gran rapidez, pero había en su seno contradicciones que el arribo de los
españoles no hizo más que incentivar: una clase dirigente de vida relajada,
pueblos tiranizados tras cruentas conquistas… a la muerte de Huayna se inició
una guerra civil: el sucesor, Huáscar, se enfrentó a su hermano Atahualpa, que
gobernaba el norte desde Quito. Huáscar fue derrotado, pero Atahualpa no
tendría mucho tiempo para disfrutar de su victoria. Fue apresado por los
españoles en Cajamarca y, tras ordenar desde su cautiverio la muerte de
Huáscar, él mismo fue ejecutado en el llamado 'garrote vil' en 1533. Así
terminó el Imperio inca.
Fuente: Muy Interesante Historia.
Civilizaciones desaparecidas, Ed. GyJ Televisa, p. 50 - 51.
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