Charles Darwin enfatizaba que todas las plantas y animales buscaban la forma de poder sobrevivir a su medio.
Meterse en nuevos climas, encontrar alimentos, ponerse a salvo de sus enemigos, y atraer a su pareja son algunos de los triunfos de la selección natural. Al ir triunfando las diferentes especies que hay en el mundo, han recibido formas de vida extraña, características que los hacen sobrevivir en su medio.
Mimetismo.
Es el parecido que adquieren ciertos seres vivos con el medio en que habitan o con otras especies mejor protegidas.
La mariposa caligo tiene en el reverso de sus alas unos puntos que parecen los ojos de un búho, puede sorprender a sus enemigos mostrando los puntos de sus alas. Este es un ejemplo de mecanismo de sobrevivencia.
Los salta árboles sostenidos en un rosal, tienen el parecido a las espinas de las plantas, sin embargo los insectos son los animales que han sobrevivido más tiempo, y así han logrado reproducirse y transmitido sus características de mimetismo a sus crías.
Estas características que adquirieron algunos animales de camuflaje son de vital importancia ya que de esta forma pueden lograr sobrevivir y poder reproducirse.
Mimetismo de las plantas.
Para poder polinizar muchas flores necesitan de la ayuda de los insectos: tal es el caso de la diminuta orquídea Ophrys que, por su forma y olor atrae a la avispa macho, pensando que es la hembra avispa. Este insecto es el eslabón para que la orquídea no llegue a extinguirse, por su parte la orquídea, seguirá perfeccionando su parecido con la avispa.
La naturaleza les ha dado a algunas plantas y animales un mecanismo de defensa para poder sobrevivir.
Existen plantas llamadas vivientes o de piedra, ya que han logrado un gran parecido a las piedras redondas, éstas viven en la región seca y rocosa del África del Sur. Estas plantas almacenan agua de lluvia en su interior, para utilizarla durante las épocas de sequía. Sin este proceso no podrían reproducirse en esa región tan seca, calurosa y árida.
Algunas plantas que viven a la sombra de los árboles, y que no cuentan con luz solar suficiente, tienen hojas amplias que les permiten recibir en su gran área, la mayor cantidad de energía luminosa para elaborar los nutrientes necesarios para su crecimiento.
Los vegetales, en lugares semisecos, tienen pocas ramas y hojas, esto provoca que la transpiración sea mínima.
El nopal y el cactus no tienen hojas y en sus tallos se almacenan cantidades de agua para poder sobrevivir la sequía.
Adaptación.
Los cambios orgánicos que favorecen las posibilidades de supervivencia y reproducción son adaptaciones que el ser vivo ha desarrollado, por ejemplo:
La jirafa con su cuello largo come ramas de los árboles y no lo hace del suelo o de los arbustos como un herbívoro de poca estatura.
El cormorán es un ave que no vuela, pero vive en el suelo. Nada para poder adquirir sus alimentos, no se adaptó a volar posiblemente porque no tuvo la necesidad de hacerlo, ya que en se lugar existían pocos animales rapaces.
La selección natural se encargará de aumentar el número de individuos en una población, extinguirse o crear una nueva raza. Los cambios orgánicos y la adaptación al medio será una ventaja para aumentar el número de individuos en una comunidad.
Cría selectiva.
El hombre actualmente puede modificar de una manera artificial el número de individuos en una población, así mismo puede extinguirlos o hacer seres vivos diferentes.
Dentro de los vegetales, ya en época de los romanos, tenían conocimiento sobre la cría selectiva, mientras los japoneses ya cultivaban legumbres gigantes.
La rosa es un ejemplo de la cría selectiva. Josefina, esposa de Napoleón reunió en Francia alrededor de 250 clases que se conocían en Europa. Para cruzar diferentes tipos de rosas se toman granos de polen de estambres de una flor macho y se guardan en cajas cerradas al vacío, donde se pueden conservar hasta cuatro meses.
Fuente: Ciencias Naturales 6, Editorial Progreso.
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