A lo largo de la historia de la humanidad han existido diversas corrientes económicas que se han aplicado en diversos lugares y en distintos períodos para con ello controlar la actividad económica, y en el caso de la Edad Media en Europa no fue la excepción, ya que el mercantilismo era la doctrina a seguir en todo lo que respectaba a la economía durante una etapa de ese tiempo oscurantista mejor conocido como la Edad Media.
En los inicios de la Edad Media, el feudalismo era lo que imperaba como doctrina tanto política como económica, y este se basaba en que todas las tierras eran controladas por un señor feudal que a la vez le rendía cuentas al rey, pero las circunstancias y el tiempo fueron cambiando, y se dio paso a lo que es el mercantilismo.
El mercantilismo establece que la base de la riqueza de una nación no era tanto el poseer mucha tierra, sino el tener la mayor cantidad de metales preciosos posibles, los cuáles obtenían las grandes potencias europeas con base en los recursos que habían en sus colonias o metrópolis.
Es en los siglos XVI y XVII, cuando los descubrimientos geográficos posibilitaron a países de Europa Occidental (como Inglaterra, España y Francia) poseer colonias en Asia, América y África. Las colonias ultramarinas provocaron que sus productos tuvieran más demanda que a su vez generaba mayor número de mercados de compra.
Las potencias europeas recibieron grandes beneficios, ya que sus colonos se convirtieron en proveedores de productos del campo, metales preciosos, mano de obra barata y esclavos; al mismo tiempo que representaban el crecimiento del comercio, pues estos países súbditos a los diferentes reinos de Europa, proveían productos ya terminados como jabón, vinos, telas, etc.
La expansión del comercio provocó el enriquecimiento de los comerciantes; así surgieron las ideas económicas, que en este caso originó el mercantilismo, el cual como ya sabemos, establecía que el poder de una nación residía en la acumulación de metales preciosos.
Los mercantilistas señalaron que para lograr la acumulación de estos metales eran necesarias ciertas restricciones en el comercio, es decir, barreras aduanales que evitaran sacar el oro y la plata, y es por eso que el comercio no se desarrolló en demasía hasta la llegada del liberalismo económico.
Fuente: Historia 2, Publicaciones Cultural.
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