Flor: (Estirándose) Buenos días, Árbol; buenos días, Sol; buenos días, Nube. ¡Qué hermoso es despertar y encontrarse con caras alegres! Tra- la – lá, tra – la – lá. ¿Pero qué le pasa a mi amiga Nube, que se está poniendo negra?
Neblumo: (Con voz cavernosa) Yo no soy nube ni soy tu amiga. Yo soy el terrible Neblumo. Salgo de las chimeneas de las fábricas, de los escapes de los autobuses, de los cigarros. Y contamino el aire.
Edificio: Me estás poniendo negro. Ensucias la pintura de mis muros. Estás carcomiendo mis piedras.
Pirámide: Y las mías que fueron talladas por tantísimas manos.
Flor: Necesito aire para sobrevivir.
Perritos: ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof!... ¡Auxilio!
Niños: Este aire sucio nos enferma. ¡A combatir a Neblumo! Plantemos más árboles.
Abuelo: Eso no es suficiente. Neblumo va y viene por los aires. Pasea por encima de las ciudades.
Fábrica: Yo hago cosas necesarias para todos. Me gustaría funcionar sin contaminar. (Pasa una bandada de pájaros huyendo).
Abuelo: Vengan todos. Los dueños de las fábricas y de los automóviles y autobuses; los trabajadores y los niños. Entre todos podemos acabar con Neblumo.
Todos: (Al público) ¿Qué podemos hacer?
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