San Martín fue el libertador del sur, el padre de la República Argentina, el padre de Chile. Sus padres eran españoles y a él lo mandaron a España para que fuera militar del rey.
Hablaba poco, parecía de acero; miraba como un águila; nadie lo desobedecía; su cabello iba y venía por el campo de pelea, como el rayo por el aire.
En cuanto supo que América peleaba para hacerse libre, vino a América; ¿Qué le importaba perder su carrera, si iba a cumplir con su deber? Llegó a Buenos Aires; no dijo discursos; levantó un escuadrón de caballería y en San Lorenzo fue su primera batalla: sable en mano se fue San Martín detrás de los españoles que venían muy seguros, tocando el tambor, y se quedaron sin tambor, sin cañones y sin bandera.
Hay hombres que no pueden ver la esclavitud. San Martín no podía, y por eso se fue a libertar a Chile y a Perú. En sólo dieciocho días cruzó con su ejército los Andes altísimos y fieros. Iban los hombres como por el cielo, hambrientos, sedientos; abajo, muy abajo, los árboles parecían hierba; los torrentes rugían como leones. San Martín encuentra al ejército español y lo deshace en la batalla de Maipú; lo derrota para siempre en la batalla de Chacabuco; liberta a Chile.
Ésos son héroes: los que pelean para hacer pueblos libres, a los que padecen pobreza y desgracia por defender una gran verdad.
Ésos son héroes: los que pelean para hacer pueblos libres, a los que padecen pobreza y desgracia por defender una gran verdad.
Fuente: SEP. Español. Quinto Grado. Lecturas (1972).
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