(1874 – 1936).
Fue un crítico severo del pseudomediumnidad y desenmascaró al famoso Albertone, un charlatán que producía supuestas materializaciones de objetos. Cuando la muerte lo sorprendió, a los 64 años, estaba escribiendo un trabajo sobre métodos de detección de falsa telepatía que nunca llegó a ser publicado.
Durante las primeras décadas del siglo XX el médico francés Eugéne Osty analizó científicamente las habilidades de numerosos médiums y videntes europeos, lo que le convirtió en una de las personalidades más interesantes de la parapsicología de la época.
Durante casi veinte años estudió la percepción extrasensorial en colaboración con numerosos psíquicos y médiums de toda Europa. Osty analizó las habilidades paranormales de Pascal Forthuny, Jean Laplace, Ludwig Kahn, Stanislava P. y Stepha Ossowiecki, prestando especial atención al estado mental y a los cambios psíquicos y fisiológicos que experimentaban, asi como al margen de error en sus predicciones. También valoró las habilidades psicokinéticas de Jean Guzik y de Rudi Schneider, a quien invitó a participar en una serie de sesiones en las que utilizaba luz infrarroja para evaluar los resultados. Osty observó el desplazamiento de una mesa, ligeros movimientos de las cortinas y ectoplasmas. Asimismo, se interesó por la sanción, la radiestesia y el arte mediúmnico.
Osty nació en París el 16 de Mayo de 1874. Sus padres eran dueños de un restaurante. Fue un alumno brillante y sus maestros lo animaron a estudiar Medicina, carrera en la que se licenció en 1901. Ya interesado en el tema, se incorporó al Institut Metapsychique International (IMI), fundado en 1919 por el filósofo fracés Jean Meyer. Después de la muerte de Gustave Geley, su director hasta 1924, dos de sus miembros, el fisiólogo francés Charles Richet y el político italiano Rocco Santoliquido, lo nombraron director del IMI. Osty creó una clínica homeopática en el propio instituto, pero acabó abandonando la medicina para dedicarse de lleno a la investigación paranormal.
Los experimentos que llevó a cabo Osty entre 1910 y 1912 estuvieron protagonizados por médiums y sensitivos de ambos sexos bajo medidas de control bastante rigurosas. En 1912 conoció a una adivina que le pronosticó lo siguiente: “Usted habita en una pequeña población del interior de Francia y su habitación está en una plazoleta. Desde ella se dirige a su despacho, al que acude una muchedumbre que entra y sale. Los examina, escribe, los despide (…) ¡Cuántas hojas de papel!”. Dos años después, fue nombrado médico de la localidad de Vierzon y se alojó en una casa que se ajustaba a esta descripción. Durante la guerra tuvo a su cargo una labor administrativa que consistía principalmente en firmar muchos documentos. Cuando escuchó este vaticinio nada podí hacerle prever todo esto.
Antes de la I Guerra Mundial, Osty publicó su primer libro, ‘Lucidité et intuition’ (Lucidez e Intuición), un estudio experimental en el que se resume la habilidad de algunos sujetos para recibir información por vías paranormales. Después de vivir el horror de la guerra, en la que participó como miembro del cuerpo médico del Ejército galo, revisó ese estudio y en 1919 escribió un nuevo libro titulado ‘Le sens de la vie humaine’ (El sentido de la vida humana), un ensayo filosófico sobre la evolución mental del hombre.
Entre los psíquicos con quienes trabajó destaca el escritor, pintor, músico y crítico de arte francés Georges Cochet, más conocido bajo el seudónimo de Pascal Forthuny. El interés de Forthuny en las invetigaciones psíquicas surgió en 1918 tras tener una experiencia premonitoria de la muerte de su hijo en un accidente de aviación. Cochet predijo asimismo el accidente en el que murió Gustave Celey, cerca de Varsovia, el 15 de Julio de 1924. Osty dedicó un libro entero a Forthuny. Se titulaba ‘El conocimiento supranormal’. En 1922 el psíquico se hizo públicamente conocido cuando describió con exactitud la casa de campo del famoso asesino H. D. Landrú basándose en una muestra de su escritura que se guardaba dentro de un sobre cerrado.
Forthuny actuaba a través de la psicometría, un tipo de percepción extrasensorial que permite recibir impresiones empleando un objeto como inductor. En 1926 Osty invitó a Forthuny a participar en varias sesiones de psicometría. Ambos diseñaron un experimento llamado “el test de la silla vacía”. La prueba consistía en predecir las características de la persona que ocuparía el asiento de una sala de conferencias o un teatro. Por ejemplo, a ciertas personas las juzgaban “favorecedoras” y a otras “esterilizantes”. Según Osty, como consecuencia de esta selección, que efectúan involuntariamente, los psíquicos son capaces de hacer descripciones detalladas acerca de determinadas personas.
Solamente con su presencia (es decir, con su conducta, su aspecto, etc.) algunas personas pueden perturbar la armonía interior del psíquico, a pesar de que su pretensión sea crear la atmósfera más favorable posible. Osty observó que durante sus prácticas los psíquicos y los médiums perciben información bajo la forma de alucinaciones visuales, auditivas o cenestésicas. Prestaba suma atención al estado mental, al tiempo que el sujeto se toma para hacer sus declaraciones y a sus cambios psicológicos y fisiológicos.
La mayor parte de los psíquicos colaboraban desinteresadamente con Osty. Entre 1922 y 1934 estudió al señor De Fleuriéve, a Jeanne P., a la señora M., a la señora Ducros – Verdier, a Jeanne Laplace, a Ludwig Kahn, a Stanislava P. y al ingeniero y médium polaco Stephan Ossowiecki. Osty también propuso que los psíquicos diagnosticaran enfermedades que la medicina clásica tiene dificultades para identificar o dolencias futuras aún no desarrolladas gracias a sus habilidades. También planteó que ayudaran a los forenses a establecer las causas de la muerte.
Cuando Osty asumió la dirección del IMI invitó al médium polaco Jean Guzik a participar en una serie de sesiones que desarrollaría en París. Guzik era conocido por sus supuestas materializaciones de animales y porque durante sus sesiones se producían fenómenos luminosos y se escuchaban golpes y voces. Entre el 26 de Marzo y el 18 de Mayo de 1926 Guzik realizó 41 sesiones. Aún se conservan los registros fotográficos (grabados en discos de plata) de estas sesiones.
Pero los análisis de Osty son imprecisos. El médico galo señala que los principales fenómenos que se produjeron durante los experimentos con Guzik fueron “puntos, constelaciones y masas luminosas que formaban frente a él y sus asistentes rostros humanos entera o parcialmente visibles; ruidos de pasos en la sala, contactos sobre los asistentes, movimientos de objetos a distancia y lenguas de animales que lamían el rostro, mordiendo o arrancando las ropas”.
Entre 1931 y 1932 la esposa de Osty, su hermana y su hijo Marcel, que era ingeniero civil, se sumaron a los experimentos sobre psicoquinesia que se desarrollaban en el IMI de París. Osty invitó al médium Rudolf (Rudi) Schneider a participar en ellos. Este personaje había nacido en Austria en 1908 en el seno de una familia espiritista. Su hermano, Willy también era médium. Durante una sesión en la que participaban sus padres, cuando Rudi tenía once años, de pronto los asistentes lo vieron en estado de trance y expresándose bajo una personalidad que decía llamarse Olga. Desde ese momento siempre aseguró estar bajo el control de Olga y se convirtió en médium profesional.
Osty y su hijo diseñaron un aparato con controles de luz infrarroja con el fin de que tomara fotografías de forma automática en el momento en el que se produjera el supuesto fenómeno paranormal. A pesar de que dos asistentes aprisionaban sus manos y sus piernas, si el médium hubiera querido mover fraudulentamente el objeto que se utilizaba durante el experimento tendría que haber cortado alguno de los rayos que integraban la red invisible infrarroja que había a su alrededor. Ello haría que se disparase la máquina fotográfica, programada para tomar imágenes con un tiempo de exposición de una centésima de segundo. “Ningún movimiento humano – señala Osty – habría podido escaparse, ni siquiera un genuino movimiento paranormal de objetos (…). El dispositivo aseguraba el registro fotográfico automático de cualquier desplazamiento”.
Scheneider entraba en trance a travpes de la hiperventilación. Durante toda la sesión, mantenía un ritmo respiratorio de 300 inspiraciones por minuto. El médium siempre aceptó sin objeciones las condiciones de control que se les impusieron, sin ni siquiera intentar averiguar en qué consistirían. Nunca mostró actitudes que hicieran sospechar que tenía intención de llevar a cabo una manipulación fraudulenta.
Durante las sesiones el propio Osty constató el desplazamiento de la mesa y movimientos ligeros de las cortinas de la habitación. Además, percibió una “niebla espesa, grisácea, de 30 cm, de diámetro, que avanzaba lentamente hacia la mesa”. A continuación la neblina desapareció. Aunque prestó toda su atención, Osty no logró detectar cómo regresaba al punto de partida. Después de 77 sesiones con Schneider, el investigador francés llegó a la conclusión de que le médium emitía algo similar a una “radiación hacia el objeto”, que bautizó como “fuerza metérgica” o “metergia”. Sus principales características eran que no resultaba visible con luz artificial y que no podía ser fotografiada. Sin embargo según Osty, aparentemente absorbía luz ultravioleta.
Después de estas sesiones preparatorias, el doctor Osty montó el equipo para fotografiar los fenómenos que se presentaran. Pero tuvo que desistir porque cada vez que esta fuerza invisible avanzaba hacia el objeto que debía ser desplazado provocaba la deflgración del magnesio al atravesar la radiación infrarroja. La sesión tenía que interrumpirse y al revelar las fotos no aparecía nada. El médico decidió entonces colocar unas campanillas que sonaran cuando cualquier materia se acercara a la mesa.
De este modo Osty obtuvo una demostración objetiva de la existencia de esa energía y evalúo su relación con el ritmo respiratorio del médium. También comprobó que los fenómenos se producían mejor en la oscuridad absoluta y que a medida que aumentaba la intensidad de los rayos infrarrojos la energía perdía fuerza.
Las experiencias de Rudi Scheneider fueron estudiadas también por Albert von Schrenck – Noteing y por Harry Price, con quien Osty participó en varios experimentos del National Laboratory of Psychical Reaearch de Londres.
A lo largo de su productiva trayectoria, Osty se interesó asimismo por la sanación psíquica, las prácticas adivinatorias de los pueblos primitivos, la vida después de la muerte, la radiestesia, los poltergeists, los “calculadores prodigiosos” y el proceso creativo de la señora Burnat – Provins, Juliette Henry, Agustín Lessage y Marjan Gruzewski, quienes pintaron o esculpían inspirados supuestamente por entes espirituales. En sus últimos años comenzó a prestar atención a la radiestesia con sujetos como Joseph Treyre, quien diagnosticaba enfermedades a distancia usando un péndulo.
Además de ser un gran investigador, Eugéne Osty fue un hombre de elevada moral y de una gran honradez científica, así como un prolífico autor que nos legó obras que deberían ser reeditadas.
Fuente: Más Allá de la Ciencia #21.246, Agosto 2009
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