Uno
de sus vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar qué
pasaba. Pronto descubrió lo del tesoro escondido, y cavando, tomó la pieza de
oro, robándosela.
El
avaro, a su siguiente visita encontró el hueco vacío y jalándose sus cabellos
se lamentaba amargamente.
Entonces
otro vecino, enterándose del motivo de su queja, lo consoló diciéndole:
- Da
gracias de que el asunto no es tan grave. Ve y trae una piedra y colócala en el
hueco. Imagínate entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que
aquello sea o no sea oro, ya que de por sí no harías nunca ningún uso de él.
Moraleja: Valora las cosas por lo que sirven, no por lo que aparentan.
Fuente:
https://es.wikisource.org/wiki/El_avaro_y_el_oro
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