Don Luis de Velasco, segundo virrey, fue también un gran defensor de los indios y combatió los abusos de los encomenderos, o sea, de los españoles a quienes se encomendaba la guarda de grupos de indígenas. Durante el gobierno de este virrey se inauguró la Real y Pontificia Universidad de México, en 1553.
Don Luis de Velasco, el hijo, pacificó a los indios y fundó fábricas de tejidos de lana.
Don Antonio María de Bucareli ayudó al obispo Lorenzana a fundar la Casa de Cuna. Durante su gobierno se creó el Monte de Piedad y se establecieron nuevos hospitales en beneficio del pueblo. Puso, además, especial interés en estimular las exploraciones geográficas por el Noroeste, las cuales, con el tiempo, llegarían hasta Alaska.
Don Bernardo de Gálvez mandó construir el Castillo de Chapultepec para dar trabajo a los indios, que por la escasez de maíz habida en los años de 1784 y 1785, morían de hambre. Expidió leyes protectoras de los peones de las haciendas, inicuamente engañados en las tiendas de raya.
Don Vicente Güemes Pacheco, segundo conde de Revillagigedo, se preocupó por mejorar los servicios públicos y embelleció la Ciudad de México dotándola de empedrado, alumbrado y policía. Este virrey organizó también los trabajos del censo de población de 1793.
Don Juan O’ Donoju, último gobernante español de la Nueva España, firmó con Agustín de Iturbide, en 1821, los Tratados de Córdoba, que reconocían la Independencia de México.
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