En el principio
creó Dios el cielo y la tierra. O al menos eso dice la Biblia de Jerusalén –
que es referente de 83.9 % de la población de México –: pero sucede que la
Biblia no es un solo libro, sino una colección de libros con varias divisiones
estructurales. Además, la Biblia utilizada por los protestantes es diferente a
la de los católicos, los libros sagrados mormones y la de los Testigos de
Jehová.
Otra diferencia es
la riqueza de traducciones disponibles. Por ejemplo, a partir de la reforma
protestante ene l siglo XVI, las iglesias cristianas no católicas rechazaron la
traducción griega hasta entonces conocida – además de siete libros del Antiguo
Testamento –, y los Testigos de Jehová tienen su propia Biblia titulada “La
traducción del Nuevo Mundo”.
Por otro lado,
antes del cristianismo ya existía la Biblia hebrea – o Tanakh –, que consta de
24 libros: la Torah – que los cristianos conocen como Pentateuco o Libros de la
Ley –, Nev’im – Libros de los Profetas – y el Ketivum – escritos o Hagiographia
–. La versión católica de la Biblia que conocemos se definió durante el
Concilio de Trento, celebrado de 1545 a 1563, y actualmente existen diversas
versiones.
Fuente:
Revista Algarabía No. 88 Enero
2012, p. 54.
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