Habían pasado casi 10 años del nacimiento de la Empresa Mexicana de Lucha Libre y este deporte lucía sano y en pleno desarrollo. El equipo de trabajo, que, por cierto, rendía muy buenos dividendos, estaba integrado por: Jesús Lomelín (matchmaker), Saturnino Pérez López (subgerente) y Manuel Flores (cajero); todos ellos comandados por Salvador Lutteroth González.
Los aficionados crecían por miles y ante la ausencia de un escenario adecuado para albergar a la nueva y creciente fanaticada, surgió en Don Salvador la idea de construir un recinto a la altura de los mejores del mundo, el cual se convertiría en la famosa “Catedral de la lucha libre mexicana”. De esa manera, en 1938, Lutteroth compró un terreno ubicado en la calle de República de Perú (anteriormente llamada la Calle de la Puerta Falsa de Santo Domingo), en pleno centro histórico de la capital del país. Para Mayo de 1939, se colocó la primera piedra del recinto que durante mucho tiempo sería considerado como el local mejor diseñado para presentar deportes bajo techo en toda América Latina.
Inspirado en el mítico Olympic Auditorium de Los Ángeles, el arquitecto Francisco Bullman construiría La Arena Coliseo, un local con perfecta visibilidad desde cualquier punto, ya sea desde las butacas de ring general, el balcón o incluso desde las gradas altas. Utilizando lo más avanzado de la época, el gigante de acero y concreto abrió sus puertas el 2 de Abril de 1943. Un día antes, el Arzobispo de México Luis M. Martínez dio la bendición al recinto, evento al que también asistieron Juan Aguilar Vera (el padre de Fray Nano), Juan Lainé, Harry Landry (el presidente de la NWA) y Salvador Lutteroth, entre otros.
Don Salvador quería inaugurar este bello recinto con un enfrentamiento entre Bobby Managoff, campeón mundial de peso completo del NWA, y el mexicano, radicado en Estados Unidos, Juan Humberto. En aquellos momentos, era muy sonada la extraordinaria temporada que realizaba el mexicano en la Unión Americana, pero debido a su ascendencia mexicana no podía disputar el campeonato de peso completo allá, debido a que las leyes estadounidenses dictaban que sólo los luchadores nacidos en el vecino país del norte serían los que disputaran dichos campeonatos. En cambio, en México, o había restricción alguna que limitara por nacionalidad a ningún luchador, a competir por el título. Así pues, de concretarse la negociación, las posibilidades de tener un campeón de peso completo mexicano estaban a la vuelta de la esquina. De cualquier forma, Managoff no aceptó la oferta para venir a luchar a México. No obstante, el 20 de Febrero de 1943 Managoff perdió el cetro completo de la NWA ante Big Logson, quien sí aceptó la oferta de viajar a México. Pero por problemas con los trámites de visado y pasaporte, debido a los conflictos bélicos ocasionados por la Segunda Guerra Mundial, fue imposible que se realizara este enfrentamiento. El 4 de Marzo de 1943 aparecieron en el periódico La Afición unas palabras de Humberto: –Soy el hombre más desdichado del mundo […] ni conocer la capital de mi patria, ni oportunidad para el campeonato. Soy una víctima más de la guerra.
Entonces se escribiría la historia, pues en sustitución de esa lucha por el campeonato se enfrentarían dos de las máximas figuras de todos los tiempos de la lucha libre mexicana: El Santo contra Tarzán López. El “enmascarado de plata”, de estilo rudo y salvaje, había debutado apenas en Julio de 1942 y estaba teniendo una temporada impecable: el 31 de Enero de 1943había rapado al gran Murciélago Velázquez; el 21 de Febrero del mismo año le arrebató el Campeonato Nacional Welter a Ciclón Veloz; y al vencer nuevamente al Murciélago Velázquez, el viernes 19 de Marzo de 1943, se convirtió en Campeón Nacional de Peso Medio.
Inmediatamente después de convertirse en doble campeón nacional, El Santo mando una misiva a don Salvador para solicitarle la oportunidad de competir por el Campeonato Mundial Medio, que en ese entonces era propiedad de Tarzán López. Don Salvador consultó al experimentado luchador para solicitar su aprobación y pactar el match. Tarzán no podía ocultar la emoción, no solo de exponer el cetro mundial sino de poder encabezar la función inaugural de la arena cuya administración estaba a cargo de la empresa deportiva más importante en México y que a su vez era considerada como el mejor recinto deportivo de toda Latinoamérica. – Si perdiera el cetro ahora me retiraría de la lucha libre –, se transcribieron las palabras de Tarzán López en la Afición del 2 de Abril de 1943, El Santo, por su parte expresó: – A pesar del público y de Tarzán voy a ser campeón del mundo –. Finalmente, el “enmascarado de plata” terminó tragándose sus propias palabras, ya que aquella fue la noche más negra de su vida. Perdió en dos caídas al hilo.
Aquella fue una función memorable, el Coliseo de México lució lleno hasta las lámparas. El primero en ser ovacionado por la multitud fue el profesor Raúl Romero, quien derrotó al canadiense Sam Carbin. A ellos les siguieron monstruos como Dientes Hernández, Chamaco Castro, Bobby Bonales, Lobo Negro, Firpo Segura, Gorila Macías, Jesús Anaya, Joe Grant, Cowboy Murphy, Jack O’Brien, Bobby Arreola y Black Guzmán, protagonistas de las ocho primeras luchas que se presentaron.
Apodada el “embudo de la Lagunilla”, La Arena Coliseo se convirtió en el lugar donde los campeones del barrio se convertían en ídolos nacionales. A unos pocos meses de su apertura, llegaría el momento de celebrar la primera década de la fundación del EMLL. Se anunció que la función estelar sería una lucha de máscara contra cabellera entre el santo y Bobby Bonales el viernes 24 de Septiembre en La Coliseo. Aunado a ello, el domingo 26 del mismo mes se programó en La Arena México una batalla campal con los mejores gladiadores de la época. Para ambas luchas los aficionados no sólo llenaron las arenas, sino que quedaron miles de espectadores afuera sin poder entrar. El Santo defendió con éxito su incógnita y a pesar de que el público quería indultar a Bonales, para que este no fuera rapado, él mismo tomó las tijeras y cortó su propia cabellera. Antonio Anderés en el fascículo de la Afición del 25 de Septiembre de 1943 señaló:
Fue un llenazo absoluto el que hubo anoche en el Coliseo. Se agotó el papel completamente, siendo la tercera vez que esto sucede en el local de Perú 77. La primera fue cuando la inauguración de la gran obra de Lutteroth; la segunda con la pelea de Rodolfo Ramírez y Cardoso; la tercera anoche. Y es que todos los aficionados querían conocerle la faz a este terrible ‘Santo’, quizás el luchador más odiado que haya habido en México.
El domingo 28 de Noviembre de 1943, en La Arena Coliseo se efectúo el primer encuentro de máscara contra máscara entre El Chimpancé y la Bestia Roja, terminado como perdedor El Chimpancé, quien dio a conocer la identidad de Nick Weber.
A poco más de 7 meses de haberse inaugurado, La Arena Coliseo, estuvo en riesgo de ser demolida por un proyecto de urbanización. El presidente Manuel Ávila Camacho planteó la construcción de la rama norte del Anillo de Circunvalación, que conectaría la avenida Vidal Alcocer con Paseo de la Reforma. Para ello, se expropiaron varias construcciones para su derrumbe, entre ellas La Arena Coliseo. La evaluación informal del costo de expropiación de La Arena Coliseo se tasó entre seiscientos y setecientos mil pesos; sin embargo, la EMLL interpuso varios amparos para que esta acción no se llevara a cabo, y contó además con el apoyo de muchos de los vecinos que también serían afectados por tales expropiaciones y por los miles de aficionados a la lucha libre y el boxeo. Ante tales presiones, el gobierno de Ávila Camacho, en conjunto con el del Jefe del Departamento del Distrito Federal, el Lic. Javier Rojo Gómez, modificaron el trazo para que el nuevo Anillo de Circunvalación hiciera un quiebre y librara la arena. Los vecinos que, de todos modos saldrían perjudicados, protestaron ante tal medida.
Fuente:
CMLL – 85 Años. Lucha Libre, Ed. AM Editores, p. 56 – 63.
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