Después de que los españoles dominaron el gran Imperio azteca se encontraron con un territorio extenso, poblado por una multitud de pueblos con costumbres variadas, por lo que sabían que el establecimiento de un gobierno sería una tarea ardua. Para aminorarla crearon la encomienda o reparto de tierras.
La encomienda.
Consistió en la recompensa o premio que los reyes españoles dieron a algunos capitanes de este país, que participaron en la conquista de Tenochtitlán. Los que habían salido beneficiados con la encomienda tenían el derecho a poseer terrenos o solares, donde vivían grupos de indígenas que también pasaron a ser propiedad de los encomenderos españoles. Los indígenas estaban obligados a trabajar en beneficio de sus dueños; a cambio, los encomenderos se comprometían a cuidar de la instrucción y evangelización de los indios. El trabajo que desempeñaban los indígenas era generalmente agrícola, el cual se realizó bajo la dirección y con los procedimientos de cultivo que los españoles trajeron de Europa, que incluían herramientas y técnicas agrícolas novedosas y el empleo de animales de tiro y carga (buey, caballo y asno).
Bases económicas y minería.
En la Nueva España estaba prohibido el cultivo de ciertas plantas, como el olivo del que se extraía aceite, la vida para producir vinos, y la morera, alimento del gusano de seda. Tampoco se podían fabricar productos propios de España. Estas medidas proteccionistas eran para beneficiar la industria y el comercio españoles. Por ello, algunos españoles prefirieron la minería.
La minería.
Fue la principal actividad económica de la Nueva España. La explotación minera proporcionó a España muchas riquezas, sobre todo plata y oro. Bajo la dirección de los españoles, los indígenas continuaron extrayendo estos metales preciosos, pero utilizando ahora las nuevas técnicas traídas por los conquistadores. El oro y la plata que obtuvieron los españoles de nuestro país estimuló la economía europea, esto es, favoreció el comercio y la producción.
La industria.
En la cuestión industrial, las autoridades españolas monopolizaron la producción de pólvora, tabaco y mercurio (elemento indispensable para la actividad minera). La industria novohispana no pasó de pequeñas fábricas y obrajes de hilados y tejidos, también controlados por los españoles.
Fuente: Supertareas 4, Fernández Editores.
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